La violencia doméstica es un mal cada vez más común en nuestra sociedad; un fenómeno que puede presentarse en cualquier momento, sin importar el estrato social o económico de quienes la sufren.
En Arizona cada 19 minutos hay un arresto como resultado de este tipo de violencia, de acuerdo a la oficina del Gobernador del estado.
En el caso de la comunidad inmigrante es común que debido al estatus migratorio de una persona su pareja abuse de ella y ejerza su poder con la amenaza de “deportarla” si no se somete a su voluntad.
Sheryl Chriastianson, coordinadora del programa Pathways de la organización Catholic Charities de Phoenix, dijo que en Estados Unidos una mujer es agredida físicamente por su pareja cada 7 segundos.
Esto equivale a 9 mujeres violentadas cada minuto o 4.4 millones por año.
Chriastianson comentó a MixedVoces que la mitad de las mujeres que acuden a Catholic Charities en busca de ayuda son inmigrantes.
“Cuando se trata de una persona que está siendo abusada es porque el abusador ya ha identificado a la víctima como una persona vulnerable, y más todavía si esta persona es indocumentada”, dijo.
“Nuestro programa ofrece ayuda y protección a víctimas que vienen de hogares donde han sido amenazadas, intimidadas y sometidas por una pareja abusadora”.
El programa Pathways lleva más de 15 años apoyando a mujeres que han sido afectadas por relaciones abusivas tanto verbal como físicamente.
Una de esas mujeres en María, quien por miedo a represalias prefirió no dar su apellido.
Ella, como miles de mujeres, fue agredida física y mentalmente por quien pensó era su mejor amigo… su esposo.
La pesadilla
“Cuando él me conoció aparentó ser una persona completamente diferente a quien era en realidad. Me llevó de hacerme sentir como reina a hacerme sentir que no era, ni valía nada”, asegura María con timidez.
La inmigrante sudamericana asegura que en el poco tiempo que duró su relación, su pareja la amenazaba con meterla a la cárcel para luego pedirle a las autoridades que la deportaran si ella no se sometía a su voluntad.
“En un principio yo justificaba sus actos pensando que lo quería, pero después me di cuenta que no era amor, sino temor lo que sentía. Y todo era culpa mía”, indica.
Al inicio de su relación María se sintió profundamente enamorada y no quería aceptar el alcoholismo de su pareja ni la manipulación a la que paulatinamente fue sometida.
“Me estudió detalladamente para entrar en mi vida y hasta ahora la manipulación y abuso que ejerció en mi me sigue afectando. No tenía carro, ni teléfono, ni dinero. Todo lo controlaba él”, reconoce.
Ayuda legal
Para Rubén Reyes, abogado de inmigración, el caso de María no es poco común en la comunidad inmigrante.
Como ella, miles de personas sufren el abuso de una pareja que se siente superior, y por el miedo a una deportación prefieren guardar silencio y soportar los abusos y vejaciones.
“Los inmigrantes en Estados Unidos tienen el derecho a vivir una vida libre del abuso doméstico sin miedo de ser deportados”, dijo contundente Rubén Reyes.
Explicó que quienes sufren este tipo de trauma pueden ser elegibles para obtener una Visa U que se otorga a quienes demuestran que han sido víctimas de violencia doméstica.
El experto en temas legales aclaró que para obtener esta visa es necesario contactar a las autoridades migratorias, exponer el caso y esperar hasta seis meses por la decisión de las autoridades.
Aunque no hay ninguna garantía de que la visa será otorgada, es una esperanza para las víctimas de violencia doméstica, pero sólo 10 mil personas obtienen cada año este documento.
“Siempre le sugiero a mis clientes que su testimonio debe ser claro, aunque a veces hay personas que en pleno proceso regresan con el abusador. Eso automáticamente cancela el caso. Aquí todo lo que cuenta es la credibilidad”, aseguró Reyes.
El apoyo
Lacey Rojas, consejera de víctimas de violencia doméstica, asegura que muchos abogados como Rubén Reyes atienden gratuitamente a las personas cuando son referidas por un refugio.
“Nosotros proveemos asesoramiento gratuito dos veces al mes en español o inglés para personas que han sido o son víctimas de violencia doméstica.
Lo más importante es proveer seguridad y apoyar a las víctimas a salir de su pesadilla y que vivan una vida sin miedo”, mencionó Rojas.
Luego de meses de angustia y desesperación María ha encontrado ayuda a través del programa Pathways.
“Desde mi primera junta con mi consejera comencé a recuperarme. Voy reconstruyendo mi autoestima poco a poco y lo mejor que ha salido de todo esto es que he podido ajustar mi estatus legal con una visa U”.
¿Necesitas ayuda?
Catholic Charities
4747 7th Avenue, Phoenix, AZ 85013
Visita
catholiccharitiesaz.org/phoenix/domestic-violence
Llama a la línea de ayuda al
480-821-1024