Son mujeres conocidas públicamente por su labor comunitaria y servicio. Han dejado huella en la comunidad por apoyar causas en favor de los más vulnerables, pero detrás de su imagen de lucha y valentía existe la nobleza y sensibilidad de una madre.
Dulce Matuz es uno de esos ejemplos claros de fuerza y humanidad que envuelven la sublime figura materna.
La activista pro Dream Act abre su corazón para mostrar ese lado sensible de una mujer que es líder social y madre a la vez.
La joven soñadora ha sido reconocida a nivel mundial por su labor en favor de los estudiantes indocumentados.
En 2012 apareció incluida en la lista de los “100 más influyentes del mundo” de la revista Time.
Aunque su vida se ha mantenido bajo los reflectores en los últimos años desde que salió de las sombras para declarar abiertamente que es indocumentada y empezó a liderar el movimiento de los “Dreamers” en Arizona, Dulce compagina bien su rol de madre, a veces llevando a su pequeño hijo de 18 meses a reuniones, marchas y manifestaciones, donde ha encontrado toda una red de apoyo.
Ser madre es un proceso que no ha sido fácil para Dulce, según confiesa, sin embargo ha sido y es gratificante vivir la experiencia de guiar los pasos de su pequeño Benjamin, una experiencia de la que ella misma sostiene es una aprendizaje constante de la vida.