Arias admitió haber matado a Travis Alexander en 2008 en la casa de éste en un suburbio de Phoenix, pero dijo que fue en defensa propia. El hombre presentaba una treintena de cuchilladas, había sido degollado y tenía un balazo en la cabeza.

La fiscalía sostuvo que se trató de un asesinato premeditado desencadenado por celos cuando Alexander quiso poner fin a su relación.

Arias, de 34 años, excamarera, fue hallada culpable el año pasado. Ahora debe completarse la fase de la sentencia.

Unos 300 candidatos a jurados se reportaron al tribunal en Phoenix, a los que se agregarán otros si no se halla un panel imparcial en el primer grupo. Un jurado anterior no llegó a ponerse de acuerdo.

Si el nuevo jurado no alcanza una decisión unánime, la pena de muerte quedará eliminada como opción y una jueza sentenciará a la culpable a prisión perpetua o a tener la posibilidad de quedar en libertad después de 25 años de cárcel.

El juicio a Arias comenzó en enero de 2013 y duró cinco meses. Fue transmitido por televisión en vivo y concitó el interés del público por detalles escabrosos como fotos sangrientas del lugar del crimen, fotos de desnudos, una grabación de un diálogo con connotaciones sexuales entre la mujer y la víctima y una acusada que describió los detalles íntimos de su vida durante 18 días de testimonios.

La familia de Alexander se sentó en la primera fila en el tribunal durante todo el juicio, a menudo sollozando y haciendo gestos cuando Arias describía a la víctima como un novio abusivo que solo quería relaciones sexuales.

Fue una imagen muy distinta a la que había dejado Alexander de sí, como un mormón devoto en busca de su compañera ideal.