Tucson, Arizona.- Rosa Robles Loreto podría marcharse de la pequeña iglesia en Tucson en la que se refugió hace un año. Sin embargo, nada le garantiza que no la deportarán a México, su país natal.
Eso es suficiente para convencerla de permanecer en el lugar, donde se reúne con su familia cuando la visita en la iglesia, y de perderse los partidos de béisbol y el primer día de clases de sus hijos.
Pero no es la única mujer en la misma situación. Otras dos inmigrantes que viven sin permiso en Estados Unidos permanecen dentro de templos para evitar su deportación, todas temerosas por razones distintas de regresar a sus países.
Al igual que muchos inmigrantes, ellas no quedaron amparadas con las reformas migratorias.
El caso de Robles Loreto es único porque toda su familia vive en Estados Unidos sin autorización legall.
En los casos de otras personas, según los abogados de la mujer, el gobierno ha concedido clemencia a los inmigrantes cuyos hijos sean ciudadanos estadounidenses, dentro de la política del presidente Barack Obama con la que se intenta mantener unidas a las familias.
Robles Loreto afirma que no se marchará de la iglesia presbiteriana Southside hasta que tenga la seguridad de que no la sacarán del país.
El caso de la mujer comenzó hace cinco años cuando le indicaron que detuviera su vehículo debido a una infracción de tránsito y la entregaron a las autoridades migratorias.
Robles vive en la iglesia desde el 7 de agosto de 2014.
No existe alguna disposición federal que prohíba a los agentes arrestar inmigrantes en una iglesia, pero por lo general las autoridades evitan esa práctica.
El esposo e hijos de Robles no enfrentan deportación porque no fueron arrestados ni remitidos oficialmente a las autoridades.
El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) dijo que ya no es prioridad deportar a Robles Loreto, aunque la abogada Margo Cowan señaló que la mujer todavía enfrenta peligro de arresto.
“El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) en el ejercicio de sus facultades discrecionales en el asunto del caso de la señora Robles Loreto no ha emprendido medidas para hacer efectiva la orden de deportarla”, dijo la portavoz Yasmeen Pitts O’Keefe en un comunicado escrito.
Robles Loreto, de 42 años, tiene dos hijos que han crecido en Estados Unidos pero que nacieron en México.
Dijo que vivía en Arizona en los dos periodos en que estuvo embarazada, pero no quería violar ninguna ley ni depender de la asistencia del gobierno al dar a luz en Estados Unidos, por lo que regresó a su país para que ambos nacieran en México. Si ambos hijos hubieran nacido en Estados Unidos, su caso migratorio habría sido diferente.
Sus hijos tienen nueve y 12 años. Juegan béisbol en las ligas pequeñas y visitan a su madre los fines de semana y durante los recesos escolares. Durante las visitas, la familia de cuatro personas duerme en colchones inflables y dos literas en un pequeño cuarto en la iglesia.
Cuando se encuentra sola, Robles Loreto se despierta temprano, desayuna y limpia la iglesia. Cocina para su familia, a la que su esposo recoge después de trabajar. Por la tarde, ella a menudo participa en oraciones de grupo y lee o ve televisión antes de acostarse.
Robles Loreto, que trabajaba limpiando casas antes de que se refugiara en la iglesia, dice que los días pasan rápido y que las diversas visitas le ayudan a no sentir soledad.