México.- Ante la ocurrencia de un mar de fondo es necesario implementar medidas preventivas como evitar caminar sobre la playa, y respetar las indicaciones de los salvavidas y de personal de Protección Civil, a fin de salvaguardar la vida de la población.
Entre otras acciones, se pide no nadar en el mar, no realizar deportes acuáticos, respetar la señalización de riesgo en la playa, retirar palapas, mobiliario y equipo de estos lugares, y resguardar las embarcaciones pequeñas.
En el caso de que el mar de fondo arrastre a una persona, las autoridades recomiendan mantener la calma, y nadar en paralelo a la orilla y no contra corriente.
Para salir de la corriente, se sugiere nadar en diagonal, y en caso de presentar cansancio, lo más propicio es flotar, y llamar la atención del salvavidas, detalla el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) en una infografía difundida en su página de Internet.
De acuerdo con información del organismo, dicho fenómeno es un oleaje largo y continuo generado por tormentas en el mar que se desplaza a lo largo del Océano Pacífico, y puede ocurrir todo el año, principalmente de mayo a noviembre.
En México, el mar de fondo ocurre en las costas del Pacífico y afecta principalmente a Baja California Sur, Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas.
Este fenómeno, también conocido como mar de leva, se puede monitorear a través de modelos numéricos y cámaras digitales para analizar el oleaje de todos los océanos hacia las costas; también es posible identificarlo a grandes distancias.
Entre sus características se encuentran olas que pueden alcanzar hasta 10 metros de altura, aumento del nivel del mar, marejadas y reducción del área de playa por inundación.
La ocurrencia de un mar de fondo beneficia a los ecosistemas marinos, ya que al viajar en todas las direcciones, remueve, mezcla y recicla las aguas de estos, lo que implica un proceso de intercambio de energía.
El mar de fondo y un tsunami no son lo mismo; y se diferencian porque el primer fenómeno se origina por la acción del viento de tormentas sobre el mar en zonas muy alejadas de la costa, y el segundo se genera principalmente por sismos.