Morelia, México.- El papa Francisco llamó el martes a los jóvenes mexicanos a evitar la tentación del dinero y a no caer en manos del narcotráfico, al final de una jornada en el corazón de un estado que ha estado marcado por los carteles de las drogas y en el que también pidió a los sacerdotes no resignarse frente a la violencia y el crimen organizado.
En un encuentro multitudinario con jóvenes en la capital del estado occidental de Michoacán, el pontífice les pidió valorarse y darse cuenta de que son la riqueza de México, en un mensaje con el que buscó darles esperanza en medio de un entorno que no siempre les favorece.
“Entiendo que muchas veces se vuelve difícil sentirse la riqueza cuando nos vemos expuestos continuamente a la pérdida de amigos o de familiares en manos del narcotráfico, de las drogas, de organizaciones criminales que siembran el terror”, dijo en un estadio de la ciudad de Morelia.
“Jesús, el que nos da esperanza, nunca nos invitaría a ser sicarios”, señaló frente a una audiencia que no paraba de gritar y ovacionar al primer papa latinoamericano.
“Es mentira que la única forma de vivir, de poder ser joven es dejando la vida en manos del narcotráfico o de todos aquellos que lo único que están haciendo es sembrar destrucción y muerte”, añadió.
La reunión con los jóvenes, varios de los cuales lloraron al escuchar el discurso del papa, ha sido por mucho la más colorida de su visita al país, con bailarines que movían mariposas gigantes y grupos de mariachi.
Fue su último acto en Morelia, de donde partió hacia la capital.
Francisco culminará su visita de cinco días a México el miércoles en Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos, donde se espera que el tema de la migración sea un componente importante.
Posteriormente emprenderá el regreso a Roma.
Horas antes del acto con los jóvenes, el pontífice ofició una misa frente a sacerdotes, monjas y seminaristas, a quienes pidió no resignarse ante la violencia y el narcotráfico.
A los religiosos, el pontífice preguntó: “¿Qué tentación nos puede venir de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas, el desprecio por la dignidad de la persona, la indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad?”.
El mismo papa respondió que esa tentación puede resumirse como “resignación”, la cual “nos paraliza y nos impide no sólo caminar, sino también hacer camino”. Pidió hacerle frente y seguir el ejemplo de otros, como Vasco de Quiroga, un obispo español que en el siglo XVI enfrentó las injusticias que vivían los indígenas.
El encuentro con los religiosos fue un guiño a la Iglesia después del sonoro regaño que lanzó el sábado a la alta jerarquía católica mexicana, cuando pidió a los obispos estar más cerca de su pueblo.
Calificó la resignación como “una de las armas preferidas del demonio” y dijo que caer en ella “nos frena para arriesgar y transformar”.
La violencia que diversas zonas de México han padecido ha dejado desde 2006 más de 100.000 muertos y unos 27.000 desaparecidos. Michoacán llegó a ser uno de los estados más afectados por la presencia del narcotráfico, uno de cuyos carteles penetró incluso actividades como la minería y la producción de limón y aguacate.
Algunos sacerdotes también han sido víctimas de la violencia.
Desde 1988, al menos 38 sacerdotes han sido asesinados en México y dos más están desaparecidos, de acuerdo con el Centro Católico Multimedial, una organización dirigida por un cura que da seguimiento a hechos de violencia contra religiosos.
Veintiocho fueron asesinados a partir de 2006, la mitad de ellos en áreas de estados afectados por la violencia del narcotráfico, como Michoacán, Guerrero y Veracruz. Algunos de ellos tenían huellas de tortura.
“A veces la violencia nos ha hecho bajar los brazos, bien por desánimo, por costumbre, o por temor”, dijo Fausto Méndez, un seminarista de 23 años de la orden de San Agustín que asistió a la misa. “Por eso el papa viene a decirnos que no tengamos miedo a hacer lo correcto”, añadió.
Gerardo Sandoval, seminarista de 19 años de la misma orden, admitió que en ocasiones se sienten solos, pero el mensaje de Francisco les sirve para saber que no lo están. “Los tiempos son difíciles, pero nuestra fe no decae”, dijo.
El vocero del Vaticano, el padre Federico Lombardi, estimó en 20.000 el número de curas, monjas y seminaristas que asistieron al estadio con el papa, además de que alrededor de 300.000 personas salieron a las calles para recibirlo en Morelia, capital del estado occidental de Michoacán que se ha visto marcado por la violencia y la penetración del narcotráfico.
El papa tuvo un almuerzo privado y luego visitó la Catedral de Morelia, donde se encontró con jóvenes y niños, varios en sillas de ruedas, a quienes les pidió orar por su familia y amigos.
La visita del papa a Morelia es vista también como un gesto hacia el arzobispo de Morelia monseñor Alberto Suárez Inda, hasta ahora el único cardenal mexicano nombrado por Francisco y quien —como el papa— ha llamado a la jerarquía católica a dejar de lado sus cómodas vidas para convertirse en “pastor de sus ovejas” y acompañar a la gente en los momentos duros que pasa el país.
Michoacán es cuna de sanguinarios cárteles y un importante centro de distribución de drogas que por años estuvo dominado por el cartel de la Familia y luego el de Los Caballeros Templarios.
Cansados de la violencia de los últimos años, habitantes de Michoacán se armaron en 2013 y crearon grupos de autodefensa para enfrentar a los narcotraficantes.
Este movimiento espontáneo, aplaudido inicialmente por la población, también extendió la violencia por decenas de municipios e incluso terminó dividido y penetrado por algunos narcotraficantes a los que antes combatía.
“Nunca va a haber paz en Morelia aunque venga el papa o quien sea, porque estamos en manos de la mafia, desde la policía a los políticos”, dijo pesimista José Luis López, un hojalatero de 43 años.
Tras el surgimiento de las autodefensas, las autoridades federales iniciaron una nueva ofensiva contra el cartel de Los Caballeros Templarios y capturaron o mataron a sus principales líderes. También fueron arrestados funcionarios estatales y municipales que trabajaban para el grupo.