Las Pastorelas Mexicanas, religión, humor, crítica social y política

Estas representaciones teatrales narran de forma divertida la lucha del bien contra el mal en el camino de los pastores que intentan ir a Belén para adorar al Niño Dios

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Las fiestas decembrinas en México no son iguales a las de ninguna otra parte del mundo católico, al conservar tradiciones coloniales como la colocación del Nacimiento, la celebración de las Posadas que iniciaron con Fray Pedro de Gante al reunir a un grupo de indígenas y evangelizarlos a través de celebraciones de cánticos religioso, siendo el Ex Convento de San Agustín Acolman, en el Estado de México), el escenario de esta primera Posada.

Hasta la fecha, es Acolman, el sitio donde se producen el 70 por ciento de las piñatas que se venden en México, ya que es una de las principales actividades económicas de sus habitantes.

Asimismo, también se conserva la tradición de las Pastorelas, representaciones teatrales cuyo argumento básico, consiste en narrar de forma divertida la lucha del bien contra el mal en el camino de los pastores que intentan ir a Belén para adorar al Niño Dios recién nacido, pero el Diablo o varios diablos, ponen toda clase de obstáculos en su camino para impedírselos.

Al final vence el bien, Lucifer siempre es derrotado por San Miguel o por un Ángel, y los pastores logran superar al mal, representado en la avaricia, la envidia y la corrupción; llegan a entregar regalos para el Santo Niño, lo arrullan y le cantan villancicos. Todos los asistentes besan al Niño y con la tonada de la despedida se termina la actuación.

Las Pastorelas las iniciaron los jesuitas a finales del Siglo XVI, cuando llevaron a cabo representaciones teatrales con diálogos, cantos y música que evocaban la adoración de los pastores al Niño Jesús. Originalmente, estas representaciones eran conocidas como coloquios, después recibieron el nombre de Pastorelas y fueron representadas en distintas lenguas, incluida el náhuatl.

Según detallan los cuadernos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con la expulsión de la Compañía de Jesús de los reinos de España, en 1767, se prohibieron las Pastorelas pero se conservaron mediante la tradición oral. Fue hasta el siglo XIX que “se consolidaron como una expresión teatral mexicana”, aderezada con sátira política y crítica social.

Actualmente, iglesias, museos y distintos recintos culturales, así como productores independientes hacen grandes y divertidas representaciones, algunas en plazas públicas como la compañía de Coyoacán.

Luego de la representación, de acuerdo a los espacios se ofrece una Posada con ponche, letanía, piñatas, atole, tamales y dulces para todos los asistentes.