Nueva York.- Conocidos localmente como “taco trucks”, los remolques y camiones que venden antojitos mexicanos se multiplican en calles de Nueva York y, derribando clases y resistencias culturales, se han convertido en unos años en parte integral del paisaje urbano.
Los puestos de salchichas y alimentos del Medio Oriente, que durante décadas han florecido en Nueva York, parecen aún dominar la oferta culinaria de las calles neoyorquinas. Los antojitos mexicanos (tacos, tortas y quesadillas), no obstante, son cada vez más visibles en vecindarios de todos los estratos.
Para Guadalupe Tacuepian Damián, dueña del puesto de tacos “El Gallo Giro”, ubicado en uno de los enclaves de la comunidad mexicana de Nueva York, el barrio de Jackson Heights en el condado de Queens, los antojitos de su país son productos idóneos para venderse en las calles.
“Esta comida es rápida, es buena y es barata, y te ofrece variedad de carnes y muchas opciones. Además, es más nutritiva que casi todo lo que te ofrecen en otros puestos de comida”, sostuvo Tacuepian, de 42 años de edad.
Habitante de Nueva York desde hace nueve años, cuando emigró de su natal Puebla, Tacuepian, mantiene su puesto de tacos desde hace siete años, y pese a las extenuantes horas de trabajo (de 11 a dos de la mañana), ha visto crecer la demanda del producto que ofrece.
“Claro que un puesto de tacos es una buena inversión. Además, se genera trabajo para uno mismo y para otras personas. Hay señores ya grandes, por ejemplo, a quienes no les dan trabajo en restaurantes, donde las quieren jovencitas, bonitas y flaquitas. Aquí lo único que se pide es que sepan trabajar”, dijo.
Conquista culinaria
El auge de la comida mexicana en Nueva York es reciente. Al contrario de la migración a Los Ángeles y Chicago, que albergan las mayores comunidades mexicanas en Estados Unidos, la migración masiva de México a Nueva York inició en la década de 1990, y aún hoy sigue creciendo.
La demanda de los propios mexicanos fue la que impulsó los primeros puestos de tacos de la ciudad, por lo que éstos abundan en enclaves mexicanos, pero el gusto por esta comida se ha multiplicado y extendido a personas de todos los orígenes.
Juan Hernández, que emigró con su madre a los 10 años de edad desde la Ciudad de México, es el dueño de los tacos “El Patrón”, un puesto ubicado desde principios de julio en la zona media de Manhattan, una zona repleta de oficinas y sedes diplomáticas.
De acuerdo con Hernández, sus principales clientes son mexicanos, pero personas de todas nacionalidades compran su comida. El platillo preferido: quesadilla de tinga, que la madre y el padrastro de Hernández preparan durante las primeras horas de la madrugada en el condado de Queens.
“Yo le ayudaba a mis amigos a mover sus carritos, hasta que me di cuenta de que podía trabajar para mí mismo en vez de trabajar para alguien más”, reveló Hernández, de 29 años. Su negocio da empleo a tres personas.
Pese a que trabaja 18 horas diarias, y a que las licencias para operar un puesto de comida son prácticamente nulas de obtener, el constante acoso de autoridades de salud y policías viales, Hernández considera al igual que miles de empresarios que su puesto de tacos es un buen negocio.
Auge económico
De acuerdo con un informe de la consultoría IBISWorld, difundido en enero de este año, la industria de los camiones de comida en Estados Unidos registra desde 2010 un crecimiento anual promedio de 9.3 por ciento, con ingresos de 860 millones de dólares por año.
El estudio advierte, sin embargo, que los ingresos del sector podrían disminuir debido a la “creciente saturación” y a los posibles obstáculos regulatorios. Según cálculos oficiales, Nueva York cuenta ya con unos ocho mil puestos callejeros de alimentos.
Pese a la competencia férrea de comida de todo el mundo, y a la posible saturación del mercado, los “taco trucks” parecen especialmente adecuados para competir y seguir creciendo. De alguna manera, la comida mexicana en Nueva York apenas se está descubriendo.
“Cada vez es más popular la comida mexicana, la verdadera. Aquí le ponían queso, crema y lechuga a los tacos, pero yo no hago eso: les pongo cebolla, cilantro y limón. Pensé que a los americanos no les iba a gustar, pero les gusta: Han reaccionado bien”, aseveró Hernández.