Nueva York.- Jon Casey no le tenía demasiada fe a sus equipos del básquetbol universitario este año.
Casey, un técnico de 28 años de Scranton, Pennsylvania, se pasa horas contando delegados y analizando estrategias de debate en lugar de ver los partidos de su deporte favorito. Para él y para decenas de miles de personas, la campaña presidencial es el espectáculo preferido del momento.
Los debates generan teleaudiencias superiores a las de los programas de las horas pico. Ocho de las últimas nueve semanas los programas más vistos de las cadenas de cable fueron de Fox News Channel o CNN en lugar de los habituales ESPN y HBO. Los noticieros cuentan las horas hasta el próximo debate, encuentro de los candidatos con la ciudadanía para contestar preguntas o las votaciones en las primarias. Cualquier cosa relacionada con el proceso electoral es bienvenido.
“Es como un gran partido de ajedrez”, dijo Casey, quien trabaja para un portal de deportes. “Un candidato hace una movida y los demás tienen que responder”.
Casey generalmente mira CNN, aunque a veces cambia a MSNBC o Fox para ver más acción. Lisamarie Vana, violnista del norte de Dallas, mira casi exclusivamente Fox.
“Estoy adicta, totalmente adicta”, dijo Vana, a quien le encanta Donald Trump. Hasta le tomó antipatía a Megyn Kelly, una de sus periodistas preferidas, después de que tuvo un encontronazo con su nuevo ídolo político.
Hasta este año, Vana, de 45 años, jamás siguió de cerca la política. Demasiado aburrida, dice. Ahora “siento que soy un mejor ser humano al ver la historia que transcurre en tiempo real”, comentó.
El máximo ejecutivo de CNN Jeff Zucker observa los rátings en su teléfono y dice que lo que está sucediendo es una “locura”. A veces los programas políticos duplican las proyecciones. Las dos noches de primarias más vistas se produjeron en los dos últimos meses. Igual que un hotel de montaña que depende de que nieve mucho, la fortuna de CNN depende del ciclo noticioso. Y ha habido nieve todo el año.
En una conferencia de inversionistas reciente, la directora ejecutiva de CBS Leslie Moonves hizo notar que, con el interés que hay en la política, y la publicidad que va a generar, “este va a ser un muy buen año para nosotros”.
Cuando no hay un debate o una primaria, las cadenas generan sus propios eventos, incluidos encuentros en los que los candidatos responden a preguntas del público. Cuando se canceló un debate que Fox debía transmitir un lunes, CNN programó cinco entrevistas separadas con los candidatos que siguen en la contienda, a ser transmitidas en las horas pico.
En lo que va del año, Fox News, CNN y MSNBC han registrado en forma conjunta 5,7 millones de telespectadores en las horas pico durante la semana, según la empresa medidora Nielsen. Fox sigue arriba, pero CNN tuvo el mayor crecimiento de su teleaudiencia en un año, del 181%- El año pasado a esta altura del año las tres cadenas tenían 3,4 millones telespectadores por noche.
“He cubierto tres elecciones presidenciales y tres de mitad de término y jamás vi tanto interés”, declaró S.E. Cupp, analista política de CNN.
En un reciente viaje en avión, un individuo que se sentó a su lado le dijo que no podía dejar de ver CNN. Ella se lo agradeció, pero el nombre no estaba necesariamente feliz: le dijo que producía menos en el trabajo.
Trump es mencionado a menudo como la principal razón de que las elecciones conciten tanto interés. Su campaña poco ortodoxa acapara titulares.
El moderador de “Meet de Press”, programa de NBC, Chuck Todd, dijo que ya en el 2008 los rátings eran altos y sostuvo que las campañas presidenciales son hoy parte de una cultura que venera las celebridades.
Las redes sociales también despiertan el interés de la gente. La cuenta de Twitter de Trump parece una serie interminable de insultos mezclados con noticias.
“Los entendidos ya no son los únicos que escuchamos”, dijo Catherine Conger, maestra de Greenville, South Carolina, quien abrió una cuenta de Twitter solo para seguir la campaña. “Súbitamente pasó a ser una especie de juego interactivo. Es como un videojuego”.
Conger dijo que hay muchas más probabilidades de que sintonice el noticiero de PBS “NewsHour” que la popular serie “The Big Bang Theory”.
“Es como ver un desastre inminente. Y no te puedes apartar”, expresó.
Incluso algo que normalmente puede ser visto como aburrido –una transcripción de una entrevista de Trump con la junta editorial del Washington Post de esta semana– tuvo mucho tráfico en la red.
“Para bien o para mal, Donald Trump hace que esto sea entretenido”, dijo Carl Szanton, analista de sistemas de Denver.
Szanton asegura que en los últimos meses no vio otra cosa que programas sobre las elecciones.
“Los debates me resultan muy entretenidos”, comentó. “Los veo pura y exclusivamente porque me divierten. No es que vaya a aprender algo acerca de los candidatos. Pero me pregunto si alguien meterá la pata, si va a decir alto tonto, si va a haber momentos incómodos”.
Cuando Trump hizo una referencia anatómica durante un debate, Szanton le preguntó a su novia: “¿Acaba de decir lo que pienso que dijo?”.
Sí, lo había dicho.
Ese agitado debate del 3 de marzo fue el programa más visto de la televisión esa semana con 16,8 millones de televidentes. Y ha sido así desde el comienzo. El primer debate republicano, de agosto del 2015, atrajo 24 millones de personas, casi la misma teleaudiencia que los partidos de la NFL hacia el final de la temporada.