Washington.- Despacio pero de manera constante, el número de hispanos con puestos clave en el cuerpo legislativo estadounidense sigue en aumento.
Tras las elecciones del pasado martes, ya son 32 en el Capitolio.
Se mantienen los tres del Senado (los republicanos Ted Cruz y Marco Rubio, y el demócrata Bob Menéndez) y, paralelamente, entran cinco y se marchan tres de la Cámara de Representantes.
Los demócratas Pete Gallego, de Texas, y Joe García, de Florida, no regresarán después de ser derrotados en sus distritos, mientras que Ed Pastor, demócrata por Arizona, decidió retirarse este año.
Entre las nuevas caras hispanas destaca el demócrata Rubén Gallego, de Arizona, quien es ex legislador estatal, veterano de la guerra de Irak e hijo de madre soltera inmigrante.
Y representando a California se le unirán en la bancada demócrata Pete Aguilar, mexico-americano y Alcalde de Redlands, y Norma Torres, quien nació en Guatemala.
Mientras, en las filas republicanas se suma Carlos Curbelo, de origen cubano y quien ganó la carrera a Joe García en Florida.
La quinta cara latina es la del conservador Alex Mooney, también de raíces cubanas, quien se convirtió en el primer hispano en ser enviado al Congreso en Virginia Occidental.
“Los candidatos latinos hicieron historia en la noche electoral y han asegurado victorias en todas las contiendas en ambos partidos”, aseguró esta semana Arturo Vargas, directivo de NALEO.
“Los latinos continuarán moldeando el espacio político como candidatos, demostrando su habilidad para liderar y ganar a todos los niveles”, subrayó.
Los nuevos rostros se suman a los de veteranos representantes latinos como los demócratas Henry Cuellar y Raúl Grijalva, o el republicano Mario Diaz-Balart.
Pese a que ganan posiciones en el Congreso, los hispanos no acudieron masivamente a las urnas en las elecciones de medio término.
A pesar de tener 11 por ciento de los votos, su peso en las urnas no alcanzó el 8 por ciento, según datos del Pew Research Center.
Activistas relacionaron esta baja tasa de participación con la desilusión de la comunidad por las promesas incumplidas por la Administración Obama en materia migratoria.
“Al ver el desastre que estas elecciones ha supuesto para los demócratas, está claro que se falló al alcanzar e involucrar a los latinos” dijo Matt Barreto, de Latino Decisions.
En la carrera por el Senado, además, el voto latino no tuvo un peso significativo, ya que sólo hay una amplia comunidad latina en uno de los ocho estados decisivos: Colorado.
Los hispanos, una vez más, votaron mayoritariamente por el Partido Demócrata, a quien depositaron 62 por ciento de sus votos en los comicios legislativos.
Se trata de un porcentaje superior al de las elecciones de medio término de 2010, pero inferior a las presidenciales de hace dos años, cuando alcanzaron el 68 por ciento.