Washington.- Con el trasfondo de la masacre de San Bernardino, la Casa Blanca propuso hoy restablecer la Prohibición de Armas de Asalto de la era Clinton, a fin de hacer más difícil la adquisición de las armas de fuego más letales.
La prohibición, promulgada en 1994 por el presidente William Clinton para hacer ilegal la manufactura de armas de alto poder para uso civil, expiró en 2004 durante el gobierno de George W. Bush, sin que haya sido renovada por el Legislativo.
“Una de las cosas que podríamos hacer es prohibir la venta de armas de asalto”, señaló el vocero presidencial Josh Earnest a pregunta sobre las acciones que debería adoptar el Congreso en respuesta a la ola de ataques armados.
Al menos cuatro de las armas encontradas entre las pertenencias de los sospechosos del ataque de San Bernardino, California, fueron compradas legalmente, de acuerdo con la Administración para el Control del Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF).
A raíz del incidente, el presidente Barack Obama renovó su llamado al Congreso para aprobar leyes de sentido común que hagan más difícil la adquisición de armas de fuego para la comisión de asesinatos.
“Otra de las cosas que podemos hacer es aprobar una ley que evitaría que compren armas los individuos que son considerados por los gobiernos como demasiado peligrosos como volar en avión”, dijo Earnest.
Se estima que más de 300 millones de armas se encuentran en circulación en el país, equivalentes a una por habitante y su disponibilidad es vista por expertos como uno de los problemas que contribuyen a la proliferación de actos violentos.
A raíz de los más recientes incidentes, una mayoría creciente de estadunidenses apoya leyes más estrictas para la venta de armas de fuego.
Un 55 por ciento de los estadunidenses se pronunció a favor de leyes que hagan más restrictivo el acceso a las armas de fuego, un incremento de 8.0 puntos porcentuales en relación con 2014, de acuerdo por un sondeo de la firma Gallup.
De igual forma, una proporción menor de estadunidenses favorece regulaciones menos estrictas, mientras el porcentaje a favor de que permanezca sin cambios la situación actual se ha mantenido inalterable o ligeramente más baja, según la encuesta.
En 2007, el año en que ocurrió la masacre de Virginia tech, donde murieron más de 30 estudiantes, el apoyo a leyes más estrictas era del 51 por ciento. En 2012, tras la matanza de niños en la escuela Sandy Hook, la proporción aumentó temporalmente a 58 por ciento.
A pesar de ello, no se ha aprobado ninguna legislación de control de armas ni en la Cámara de Representantes ni en el Senado.