Joaquín Guzmán Loera vulneró el área con las medidas de seguridad más estrictas de todo el penal federal del Altiplano.
Desde febrero de 2014, cuando “El Chapo” fue ingresado a la prisión, las autoridades penitenciarias determinaron que el capo ocupara la celda número 20 del Área de Tratamientos Especiales.
El Reglamento de los Centros Federales de Readaptación Social de Seguridad Máxima, establece que en esta Área son ubicados los internos que representan alto riesgo institucional.
Es decir, aquellos que puedan alterar o desestabilizar la seguridad del penal, que representen un peligro para la población interna, o que se encuentre en riesgo su integridad física.
La celda de “El Chapo” es la última del pasillo número dos de Tratamientos Especiales, que se ubica en uno de los extremos del Centro Federal de Readaptación Social Número 1.
Para llegar a ella es necesario cruzar 26 puertas o exclusas desde la entrada del Altiplano, de acuerdo con reportes de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS).
“Está (el área) en uno de los extremos del penal, el más resguardado, el más vigilado”, expresó el martes -en breve entrevista- el titular de la CNS, Monte Alejandro Rubido.
El Área de Tratamientos Especiales es vigilada las 24 horas con custodios y cámaras. La estancia de “El Chapo”, además, tenía una cámara en su interior para checar todos sus movimientos.
Según el Reglamento, el Área debe ser atendida diariamente por los “servicios técnicos” del penal, a fin de dar seguimiento a la evolución de los internos ubicados en ella.
Como parte de las medidas de seguridad en dicha área, los internos reciben los alimentos en su estancia y tampoco pueden tener acceso a las áreas de oficinas, servicios generales o de mantenimiento del penal, ni tener contacto con otros internos.